14+1 hábitos positivos para empezar tu día

Levantarte antes. Es algo que al principio cuesta, pero después ves lo mucho que consigues adelantando tu alarma. Hay quien se despierta a las 5 am («El club de las 5 de la mañana») y a la hora que la mayoría de personas se levantan, ellos ya han terminado de hacer sus rutinas, desayunado y puesto a trabajar.
Si por la mañana te falta tiempo y vas a mil, prueba de levantarte antes, verás como mejora tu día.
No mires el móvil hasta que no hayas hecho toda tu rutina matinal. Mirarlo es un acto pasivo, lo que te lleva a no estar activa. Déjalo para más adelante y verás como consigues mantener tu energía durante más horas.
Lo primo: un vaso de agua. ¿Por qué? Hay varias razones, una de ellas porque llevas muchas horas sin hidratarte y tu cuerpo lo necesita. Otra es que el agua activa tu metabolismo. Hay quien prefiere beber agua tibia con limón, alguna infusión… Mientras sea agua, genial. Es un mito que el agua tibia con limón ayude a adelgazar, pero es buena para la hidratación.
Haz la cama en cuanto puedas. Después de ventilar tu habitación, haz la cama. Este hábito te lleva a sentirte más productiva ya que la cama, al ser parte de un acto que ya has hecho (dormir), al estar hecha es como si le dijeras a tu subconsciente que ya estás lista para las tareas que «tocan» durante el día.
Lee tu libro favorito. Aunque sean unas frases, verás como tu humor cambia para mejor.
Escribe. Siempre os digo que escribir ayuda muchísimo: para visualizar, para ver otra perspectiva de un problema, hacer nuestro plan de vida… Por la mañana, intenta escribir aunque sólo sea planificar tu día.
Agradece. Este punto lo podíamos unir al anterior. A mí me gusta escribir y lo primero que hago cuando me pongo es a agradecer todo aquello que tengo. Cuando estás agradecida por lo que tienes, la vida te regala más.
Di tus afirmaciones. Las afirmaciones son frases que usamos para ayudarnos a conseguir aquello que queremos. También nos acercan a la persona que queremos ser.
Estas afirmaciones puedes tenerlas escritas en un cuaderno, en el móvil, en post-it repartidas por tu casa… Lo importante de ellas es que las leas cada día varias veces.
Haz este ejercicio: durante 21 días, lee en voz alta tus afirmaciones delante de un espejo. Te aseguro que el primer día ya notarás «algo» en ti al leerlas. Repite a diario y pasados 21 días escríbeme con el resultado. Estoy convencida que te encantará.
Haz visualizaciones. Sabes cuáles son tus metas, así que imagínate a ti misma consiguiéndolas. Eso es visualizar. Intenta imaginar también una situación donde puedas incluso oler, escuchar, sentir lo que ocurre a tu alrededor. Al visualizar necesitamos que la imagen que estamos creando sea lo más real posible, así que implica todos tus sentidos.
Medita. Meditar te ayuda a tener más calma mental, más paz y reducir el estrés. Hazlo aunque sólo sean 5 minutos.
Ve a la cama con un objetivo claro para cuando te despiertes. Levantarte con un objetivo hará que tu día sea mucho más productivo, ya que sabrás en todo momento hacia donde ir.
Anímate con música. Si empiezas el día feliz, tienes muchas más posibilidades de acabarlo también feliz. Seguro que hay una o varias canciones que te ponen de buen humor, escúchalas por la mañana. ¡Anímate!
Desayuna bien. No vale con un café, necesitas comer equilibradamente desde la primera comida del día que es el desayuno.
Haz algo de ejercicio. Aunque sean 5 minutos, tu cuerpo te lo agradecerá. Te notarás mucho más activa.

14+1. Aquí es donde vas a poner tu nuevo hábito. Seguro que hay algo que quieres empezar a hacer, ¿verdad? Pues usa unos minutos cada día para empezar con ese hábito. Imagina que el hábito que quieres implementar es aprender un nuevo idioma. Sólo tienes unos minutos por la mañana, ¿qué puedes hacer? Con sólo 5 minutos puedes escuchar una canción en el idioma que quieras aprender y prestar atención a las palabras, entonación… También puedes hacer un curso de idiomas y escuchar un audio. Lo que sea que te lleve un poquito más cerca de tu objetivo, aunque sólo tengas 5 minutos. ¡No hay excusas!